martes, 5 de noviembre de 2013

Coger el toro por los cuernos


Aviso a navegantes: Esta entrada contiene Spoilers de la Sexta Temporada de The Mentalist. Si, por algún casual, todavía queda alguien viéndola y no va al día (6x06), que lea bajo su responsabilidad, no vaya a ser que Red John se fije en él.

Coger el toro por los cuernos es lo que han hecho los chicos de Bruno Heller en esta sexta temporada. Lástima que a muchos le parezca que ha sido demasiado tarde y sus audiencias no la estén tratando muy bien últimamente, hasta el punto de que a estas alturas (vale, aún acabamos en otoño) no tiene clara su renovación.

Es cierto que The Mentalist se ha movido durante mucho tiempo en la nada más absoluta y mediocre. Es una serie que funciona cuando se toma en serio y cuando aborda de lleno la trama serializada que, en teoría, la conduce (algo todo contrario a lo que le ocurre a Castle, que funciona mejor con episodios independientes y casi había que decir que autoparódicos). Es decir, cuando The Mentalist funciona mejor es cuando va a saco con Red John.

Aunque es cierto que en esto han tropezado bastante. Ahí tenemos, por ejemplo, el pufo monumental que nos vendieron al final de la tercera temporada con un Bradley Whitford que era Red John, pero no era Red John y tal y cual o la cuarta temporada que trató de enmendar el asunto de una forma bastante desatinada. Pero ya desde el año pasado y, sobre todo, este, han decidido dejar a un lado todo lo que molestaba a la serie (la relación de Rigsby y Van Pelt incluida, que se ha solucionado en un abrir y cerrar de ojos, entre ellas).

Ya el final de la quinta temporada nos lo dejó claro: Patrick Jane está muy cerca de descubrir a Red John y Red John lo sabe. No sabemos cómo ni por qué, pero lo sabe. Era el momento de dejarse de tonterías y quemar todos los puentes para el arreón final contra uno de los asesinos en serie más interesantes de los últimos años de la ficción televisiva (que podría ser también el arreón final de la serie y seguramente debería serlo).

Eso es precisamente a lo que se ha dedicado el inicio de esta sexta temporada. En seis episodios hemos descartado dos sospechosos más hasta poder contarlos con los dedos de las manos y hemos confirmado la existencia de la organización paralela dentro de las fuerzas de seguridad y que tres de los sospechosos son miembros. Ya no hay excusas para "perder el tiempo" con casos que no vienen a cuento y que sólo sirven para rellenar. Ahora todo está al servicio de arrojar más luz (o más sombras) sobre la posible identidad del asesino.

En el último episodio nos encontramos, incluso, a Patrick Jane decidido a arriesgarlo todo para tender una encerrona a los cinco sospechosos solamente para comprobar que la pista que acababa de descubrir no era realmente tan decisiva. Algo, es cierto, con lo que ya nos engañaron en temporadas anteriores, pero que parece que esta vez, por fin, sí va en serio. Porque tampoco tienen mucho más margen de maniobra.

Tras el estremecedor final del capítulo de esta semana, y si algo se puede adivinar de los títulos de los episodios, las dos próximas entregas, titulados «The Great Red Dragon» y «Red John», nos deberían llevar al final de la trama de Red John. O casi, pero no deja de ser curioso curioso que los dos siguientes episodios (con título «My Blue Heaven» y «Green Thumb») abandonen, por primera vez desde el piloto, las más o menos veladas alusiones al rojo. ¿Será este el broche final a Red John y el broche final a The Mentalist?

Todo apunta a que sí en ambos casos, pero siempre con el margen de maniobra que le proporciona la cada vez menos claramente unida a Red John y más presente en la trama organización corrupta del law enforcement californiano que podría ser la salida argumental hacia una hipotética continuación de la serie más allá del que ha sido hasta ahora su gran centro de tensión narrativa.

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