viernes, 13 de diciembre de 2013

Proper superheroes


Aviso a navegantes: Como bien indica el título, esta entrada está dedicada al final de Misfits, así que si aún no habéis visto el último episodio de la serie de E4, ya sabéis, leed bajo vuestra responsabilidad. En cualquier caso, la entrada no contiene spoilers.

El miércoles por la noche la audiencia del Reino Unido despedía tras cinco irregulares temporadas a una de las series más gamberras de los últimos años del panorama televisivo internacional. Tras bastantes altibajos, tras perder la confianza de una parte de sus seguidores... pero pudiendo presumir de haberse mantenido fiel a su "filosofía" hasta el final.

Reconozco que yo soy de los que pasó por un periodo de desencanto de la serie. Tras una estupenda segunda temporada, la marcha de Nathan, el personaje más emblemático de la serie (aunque a mí me cansaba enormemente ya durante esa segunda etapa), hizo que la serie diera ciertos tumbos a lo largo de una tercera temporada más discreta,  pero muy en la línea Misfits. Aunque bueno, en comparación con el año previo no estaba a la altura. 
La tercera temporada nos trajo también a Rudy, que sería el encargado de sustituir a Nathan como el personaje más cómico de la serie. Las comparaciones eran odiosas. En aquel momento era difícil prever que aquel personaje impertinente y a veces extremadamente cansino, una imitación bastante pobre, iba a convertirse en el mejor de las cinco temporadas de la serie, algo que ha demostrado (y con creces) Joseph Gilgun especialmente en esta temporada, una vez Rudy encontró un tono propio por el que avanzar.

La cuarta temporada que pretendía decirle adiós por fin a los Misfits originales (que ya habían cumplido su cometido) y presentarnos a los nuevos miembros de la banda fue una serie de tumbos bienintencionados pero no del todo bien ejecutados. Es cierto, la temporada contaba con un handicap: debía saber suplir las despedidas de personajes que se habían ganado un lugar en los corazones del público y mostrar que la serie era más que ellos. No lo logró del todo y eso consiguió que un servidor que os escribe (y más gente) nos planteásemos abandonar la serie. El hecho de que esta quinta fuera la última era un buen motivo para no hacerlo.

Y menos mal que no lo hemos hecho, porque en esta temporada Misfits ha conseguido redimirse de los pecados de la anterior y ha mostrado lo que es. Tras dos temporadas tratando de superar el "espejismo" de la segunda temporada, de lo que pudo ser y no fue – aunque, si nos ponemos serios, la segunda temporada era precisamente eso, un espejismo artificial y efectista (y efectivo, los datos están ahí) construido a base de incoherentes golpes de guión – Misfits volvió a encontrarse a sí misma. Las piezas que más o menos torpemente se presentaron en la temporada pasada encajaron por fin y nos regalaron una entrega final como los cánones de la serie exigían. Una última entrega que, incluso, pone en su justo lugar a su inmediata predecesora como "un mal necesario" (y no tan malo) para llegar a lo que nos pueden dar hoy por hoy.

Misfits es una serie que probablemente tenga pocas virtudes, pero las tiene y cuando las sabe utilizar bien es deliciosamente entretenida, con sus dosis de desmitificación de la figura del superhéroe y de los superpoderes, provocación, parodia, drama y crítica social perfectamente medidas para crear su efecto. Todo eso lo ha conseguido en su última tanda y, especialmente, en un último episodio magnífico que resume todas esas virtudes en cuarenta minutos y merece ser recordado como uno de los mejores de toda la serie. Con guiño final de Rudy al que fue su predecesor, por cierto.

Por eso, aunque a veces nos hemos quejado de que el chicle había sido estirado demasiado y el cuento un poco manido, en días como hoy cuesta decirle adiós a una serie como Misfits. Lo hacemos con el "discursito" final de Jess y que resume el espíritu de la serie: 
– I'm just saying, unless we want to spend the rest of our lives as these underachieving fuck-ups, then maybe we should think about doing something with our powers. 
– What? You mean like open a fast-food restaurant?
– No. I mean like becoming proper superheroes. Good ones, that do good shit.

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